Lo que papá realmente me dejó
- Angel R. Esponda
- 14 ene 2023
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 17 feb 2023
Este texto lo comparto con ustedes con la esperanza de que les ayude en su perdida, o valoren lo que realmente dejamos cuando partimos. Al final, todos partimos.

"Vuela alto papá, porqué por fin entendí qué a dónde vuele, volarás conmigo"
Muy probablemente hoy no lo hubiésemos celebrado juntos, y es que los últimos años la distancia nos separó mientras buscaba mis nubes. Y ahora, hoy, no te puedo ofrecerte mi compañía, hoy no puedo llamarte, hoy no puedo abrazarte, y es que pasa el tiempo y uno cree que al despertar siempre estará esa persona a quien ama, o la semana siguiente, o al mes, o al año, o a los años. Hoy no puedo ver terminada nuestra platica con “las cosas se arreglarán pronto hijo, confía en tí”.
Fueron noches de interminables estrellas en las qué buscaba encontrar un “por qué”. Uno que me llevara a comprender tu ausencia y la repentina forma en qué había sucedido. Alguno que limara la aspereza y brotara algún impulso que me llevara a entenderlo. Entre esas estrellas, di con muchas razones, pero todas ellas fueron en vano. No siendo suficiente, a cada paso que daba buscaba la necesidad de escuchar tus palabras, tus consejos, tu ayuda. Sintiéndome como un niño de 8 años que espera esas sabías palabras que le ayuden a salir del alboroto.
Así fue que te soñé, no dormido, no despierto, te soñé consiente. Y te olí, te recordé, te escuché, y ahí estabas, con tu sonrisa. Mostrándome tu hermoso legado, lo que en verdad servía. Aquello que creías ocultar con un carácter poderoso, sabio y en algunas ocasiones estoico, pero que el mínimo chispazo ocasionaba vibrar tu corazón mandando impulsos al cerebro que te decían y nos decías “éste soy yo”. Y entonces escuchábamos un consejo, un chiste, una caricia, un abrazo, un beso, un regalo. Y así, todo aquel que te rodeo pudo llegar a sentir tu mayor legado, el amor. Un amor que podría ser juzgado según los estándares sociales, pero en el amor no hay sociedad. Y eso era algo de lo que todos sabíamos, pero aún no hallaba mi “por qué”, aún no encontraba tu consejo.
Poco después, miraba como arrebataron, y en algunos casos siguen queriendo arrebatar por lo que luchaste durante tus últimos años, o quizás hasta más de media vida. Tus cosas se desvanecían, las relaciones terminaban, el polvo se sacudía, las máscaras se desprendían; unas manos se ataban mientras otras se aflojaban, las mariposas volaban. Entonces, fui realista, fui efímero, fui sonámbulo y fui niño creyendo ser hombre. Y nada cambió, seguías en mi mente, pero ausente de mi vida; tal y como estaba sucediendo con tus cosas. Fue entonces qué mientras pensaba en ti, recordé una de esas pláticas que solíamos tener como padre e hijo, era una plática sobre el compromiso, los hijos, el casarte con quien ames y hacer lo que amas, y en mi obstinada incredulidad e inmadurez te mencioné “pero papá, del amor no se come” y entonces con ese tacto con el que sólo tú (Martín Victor Hugo Esponda Castañeda) sabías llegar a las personas, dijiste: no hijo, del amor si se come, y se vive. Pues es por amor que hoy estás aquí, es por amor que tienes a tus hermanos. Cuando nació tu hermano Hugo no tenía nada, no tenía una carrera, no tenía un negocio, no tenía una familia, no los tenía a ustedes. Pero fue el amor, amor a tu madre, a Hugo, a la familia, a querer verlos crecer, fue el amor lo que me llevó a todo esto, un negocio, una titulación, una familia, una vida. Entonces hijo, del amor si se vive, y se come. Entonces, comprendí. Comprendí dónde había que buscar tu consejo y olvidar mi por qué, y eso era en uno mismo, pues nos diste el mejor regalo, nos diste tu tiempo, nos diste tu amor, nos diste tus palabras, nos diste tu vida. Y con ello, nos diste más de lo que cualquiera pueda tomar después de tu partida. Y con ello, no necesito buscarte más, no necesito más.
"Tienes que creer mucho en ti, y verás que todo se va a mejorar"
Aquella frase que me escribiste un día antes de tu partida, la llevo tatuada en el brazo. Porqué sabías lo que me pasa, porqué me conoces, porqué me amas.
Papá, hoy sé que no me lees, ni me leerás, pero si es que me estás viendo junto a mi hermano, quiero decirte que estés tranquilo, que tu legado está a salvo conmigo. Y éste, éste es tu regalo de cumpleaños, papá.
QEPD Martín Victor Hugo Esponda Castañeda
Te amo papá
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